La Historia de la Mecatrónica

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El término Mecatrónica como tal no fue acuñado sino hasta el año de 1969 por un ingeniero japonés; pero la historia de las máquinas pensantes se remonta a muchos siglos antes.


La primera aparición documentada fue alrededor del año 1200, cuando el hombre de ciencia Alberto Magno creó una serie de aparatos llamados autómatas, los cuales eran máquinas con un mecanismo de relojería gigante dentro de ellas, y que podían realizar una gran variedad de tareas por un tiempo indeterminado.


Ejemplo del mecanismo de un autómata
Conforme transcurría el tiempo, cada vez aparecían más y mejores autómatas, diseñados para hacer prácticamente de todo: desde tocar un instrumento o dibujar, hasta preparar comidas y bebidas y conversar.


Empero, es necesario recordar que éstas máquinas no eran otra cosa aparte de relojes gigantes, ya que tan sólo hacían lo mismo una, y otra, y otra vez, sin verdaderamente pensar o razonar.


Pero no fue sino hasta el siglo XX cuando la mecatrónica surgió en todo su esplendor:


En el año de 1936, Alan Turing, un famosísimo matemático y científico británico, publicó su ensayo llamado Los números computables, en el cual acabaría sentando los pilares sobre los que se apoyarían los cimientos de la mecatrónica.


Durante años posteriores, otros científicos también hicieron sus contribuciones importantes a las bases de esta inegniería; y finalmente, en el año de 1969, un ingeniero japonés llamado Tetsuyo Mori creó el término con el que se conocería hasta nuestros días, combinando los fonemas de Mecánica y Electrónica, creó este nombre, famoso hasta la actualidad:


La mecatrónica

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